Monday, December 30, 2013

Una biografía del finado Tata Ireneo Rojas escrita por Tata Victoriano Cruz


Tata Ireneo Rojas un gran p'urhépecha
13 de diciembre de 2013 a la(s) 15:00

Imágenes integradas 1 

"Ma p’urhepecha enga marhuatspikujka Iretani, no uarhísïndi enga uárhijka;
tsipisïndi uárhikuarhu ka uárhisïndi tsïpikuarhu”.
 ...                               
“El p’urhepecha que sirve a su pueblo, no muere al morir;
vive para morir y muere para vivir”.

       Creencia p’urhepecha prehispánica


Nació el 24 de mayo de 1941 en la comunidad indígena de Cheran K’eri, Michoacán, México. En los primeros años de su niñez ayudaba a su padre Pedro Rojas Tehandon, en las labores del campo, siembra de maíz y pastorear ganado. Fue el segundo de los 10 hermanos, que tuvo el matrimonio de su padre con Victoria Hernández Campanur. Al concluir la educación primaria en la escuela Casimiro Leco en Cherán, acudió a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (umsnh), en la que obtuvo su Licenciatura en Ciencias Físico Matemáticas en el año 1967. Un año después de su graduación, contrajo nupcias con Laura Leticia Navarrete quien le acompañó  a Alemania donde fue a continuar sus estudios de posgrado;  ella falleció de cáncer en 1970. Juntos procrearon una niña de nombre Laura Leticia, nacida en Zamora, Michoacán.

Ireneo Rojas, obtuvo el grado de maestría en el año de 1975 en la Universidad de Tubinga en la República Federal Alemana y el grado de doctor en 1978 con la distinción de magna cum laude.  

Al realizar estudios del idioma Alemán en el Instituto Goethe de Schwabisch Hall, en Alemania, descubrió el valor cultural y filosófico que tienen los idiomas indígenas y particularmente el p’urhepecha, su lengua madre;  por tal razón, a su regreso a México, específicamente a Michoacán, bajo el cobijo deumsnh, fundó el Centro de Investigación de la Cultura P’urhépecha, tomando como estandarte la lengua p’urhepecha en la lucha por la reafirmación cultural. El pueblo p’urhepecha comprende de unos 500 mil habitantes y ocupa el lugar número 15 de las lenguas mas habladas en México.

Siendo aun estudiante en 1964, inició su trabajo docente en la Universidad Michoacana, en la Facultad de Ingeniería Mecánica, Eléctrica y Química, impartiendo cátedra de física y matemáticas. Posteriormente, en las Facultades de Química y Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Por dedicación en sus estudios, en 1976 el doctor Harold Stumpf, asesor de su tesis doctoral, lo nombró su ayudante en las cátedras de electrodinámica, termodinámica y mecánica cuántica en el Instituto de Física de la propia Universidad de Tubinga, Alemania, este nombramiento lo conservó hasta abril de 1978, fecha en que regresó a su país para incorporarse a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, como docente investigador de tiempo completo.

Por su trabajo en el Centro de Investigaciones de la Cultura P’urhepecha de laumsnh, en el transcurrir del año 1978 se vuelven más recurrente la relación y amistad con el maestro Salvador Próspero Román de Tingambato, todo un personaje ya que fue pionero en la difusión de la música p’urhepecha en el ámbito estatal y nacional; así mismo fue educador, creador de grupos corales, de danza, de orquestas y escuelas de música, y fue precisamente en esa múltiple actividad artística p’urhepecha donde Ireneo Rojas se reencontró a la hija consentida de Tata Salvador Próspero, me refiero  a Rocío Próspero Maldonado, mujer de muchos talentos además de bella, dueña de una voz privilegiada para interpretar las pirekuecha (canciones en idioma p’urhepecha). En 1980 contrajo segundas nupcias con la artista p’urhepecha y desde entonces, Rocío Próspero e Ireneo Rojas, unieron sus vidas no para forjar un matrimonio común, sino para luchar por sus raíces culturales, por su pueblo, cada uno en sus propias trincheras, pero siempre en el mismo camino. En ese andar nacieron sus hijos: Irepan e Ireri Tsipekua.

A principios del año de 1981, Ireneo Rojas impartió una serie de conferencias sobre física nuclear en idioma p'urhepecha en las comunidades de la zona lacustre de Pátzcuaro, con el fin orientar a sus habitantes sobre los riesgos del uso y generación de la energía nuclear, ya que en ese entonces, el líder agrario Elpidio Domínguez Castro a fin de oxigenar su lucha, intentó construir un bloque obrero-campesino que fuera vanguardia de la izquierda en México y promovió junto con el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear (sutin) la instalación de una planta nuclear en los terrenos comunales de Santa Fe de la Laguna, en el municipio de Quiroga. Sin embargo, muchas comunidades indígenas de la región, el gobierno del Estado e incluso la misma comunidad de Santa Fe, se opusieron. Por el hecho de haber abierto los ojos a la gente de las comunidades al respecto, Ireneo Rojas fue blanco de muchos ataques de parte de algunos líderes, pero fueron más los que agradecieron su labor de profesional en la materia. 

El nomino honorífico de tatá en el pueblo p’urhepecha es destinado para aquellos que sirven a su pueblo, es decir, que han hecho algo por sus habitantes, por su ireta (comunidad), históricamente el pueblo p’urhepecha ha otorgado este título solo a dos personas que no son p’urhepecha que llegaron y fueron vistos como turhisï (hombre blanco de alma negra) y al paso del tiempo se convirtieron en un tatá, me refiero a tatá Vasco de Quiroga y tatá Lázaro Cárdenas del Rio. Por eso, al paso de que el trabajo de Ireneo Rojas fue notándose en diversas comunidades p’urhepecha, se le fue reconociendo y nació tatá Ireneo.

Unos de los logros que a tatá Ireneo Rojas lo hacía sentir orgullo, era la recuperación de una antigua ceremonia kurhikuaeri k’uinchekua, ‘renovación de kurhikua (fuego )’, con lo cual, los habitantes de las regiones p’urhépechainician el juchari uéxurhini (año nuevo p’urhépecha), que rememora la historia del antiguo pueblo p’urhépecha, en que se realizaba un gran rito al fuego, para pedirle su ayuda para dirigir la guerra, ganar batallas y así, extender el territorio de Kurhikuaeri. Este logro fue comunitario, entre varios hermanosp’urhepecha: Agustín Alcaráz García, Pedro Márquez Joaquín, Valente Soto Bravo, Néstor Dimas Huacus, Juan Ignacio Cárdenas, Juan Chávez Alonso,  Isidro Huacus, Rocío Próspero Maldonado, Felipe Chávez  y otros. Esto ocurrió en 1983 y a la fecha esta festividad se sitúa como un símbolo, la unidad y fortalecimiento del pueblo p’urhépecha contemporáneo, recuperando y fortaleciendo ritos y ceremonias, así como elementos tradicionales que puedan ser útiles en la vida cultural, social, espiritual, educativa y organizativa de losp’urhépecha basada en la raíces de: juchari anchekuarhikua (nuestro trabajo),juchari kaxumbekua (nuestro honor comunitario) juchari jakajkukua (nuestra cosmovisión) y Juchari P'urhéjkukua (nuestro espíritu guerrero).

En el año de 1986, fue nombrado Jefe del Departamento de Educación Indígena en el estado de Michoacán, lo que le permitió conocer de cerca la problemática que los pueblos enfrentan en sus diversas regiones, sobre todo, en el ramo de la educación. Llegó a la conclusión de que sólo revitalizando las manifestaciones culturales de cada pueblo indígena, se podría tener un estado mexicano diferente basado en su pluralidad cultural y lingüística.

“Mientras no se instrumente una verdadera educación bilingüe en este país, seguiremos corriendo el riesgo de estar simulando que sí se imparte, como se ha hecho hasta la fecha, en la mayoría de las regiones indígenas de México. Todos los profesionistas que estamos interesados en nuestras culturas indígenas, hemos visto con sumo interés la importancia que tiene el conocer y vivir en dos culturas diferentes, la propia y la nacional, lo que naturalmente nos enriquece en la concepción de los valores humanos que existen en éstas, así como en cualquier parte del mundo.”

Dijo en una de sus múltiples conferencias que ofreció tanto al interior de las comunidades como muchos puntos de la geografía mexicana y fuera de ella.

Fueron poco más de 30 años de servicio en la Universidad Michoacana, a la vez que ocupó diversos cargos administrativos, fue director General del Instituto Michoacano de Cultura;  miembro del Consejo Asesor del Programa de Lenguas y Literatura Indígenas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y fue rector de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, su última encomienda. Promovió la publicación de diversos textos y resultados de investigaciones tanto propias como de sus compañeros de Centro de Investigaciones de la Cultura P’urhepecha y de miembros de la comunidadP’urhepecha. Fue también promotor y gestor incansable de obras públicas diversas y de creación de  múltiples instituciones educativas en Cheran K’eri y otras comunidades de la Meseta P’urhepecha.

Tras el levantamiento del pueblo de Cheran K’eri en abril del año 2011 en defensa a la madre tierra del asecho de la delincuencia, Tata Ireneo Rojas junto con otros profesionistas de su comunidad recurrieron a las raíces organizativas del pueblo p’urhepecha prehispánico y lograron reconstruir un modelo de gobierno propio del pueblo p’urhepecha, propuesto  y puesto a consideración en asambleas a toda la comunidad. Tras varios meses de lucha el pueblo de Cherán K’eri logro convencer a las autoridades federales mediante un juicio, que se permitiera elegir sus propias autoridades sin la necesidad de convocar elecciones y de allí Cherán K’eri se reconstituyó como un gobierno propio y dejo de ser municipio.
Al asumir lo que sería su última encomienda, ser encargado de la rectoría de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán (uiim), dijo “me han llamado las autoridades educativas del estado a hacerme cargo, para sacar adelante el trabajo, y lo asumí, consciente de los problemas que le aquejan y los múltiples y delicados asuntos que habrá que enfrentar para poder darle curso y normalizar su existencia. Las razones que me asistieron para tomar tan delicado cargo fueron fundamentalmente, el tener el convencimiento de la necesidad de la institución para el desarrollo de nuestros pueblos en el estado de Michoacán; con esto, me refiero, no sólo al p’urhepecha, sino al mazahua, otomí, pirinda, matlatzinca y nahua de la costa, que sus jóvenes reclaman con justo derecho de acceso a la educación superior”.

Y si, fue tanto su pasión por su trabajo, que no tuvo tiempo de atenderse de un mal respiratorio que durante un viaje, manejando él personalmente el vehículo al Distrito Federal, la enfermedad fue su compañía. Sumamente enfermo el día 2 de diciembre acudió a la ciudad de Guadalajara al Decimo Encuentro Internacional de Escritores en Lenguas Indígenas celebrado dentro de la Feria Internacional del Libro (fil), a impartir una conferencia magistral, lo que fue su última intervención en el análisis de la problemática de la literatura en lenguas indígenas, y a su regreso a Morelia fue internado en un sanatorio de la ciudad de Morelia, donde finalmente falleció a las 4:00 hrs del sábado 7 de diciembre del 2013.

Hombres como Tata Ireneo no mueren, como dice una creencia prehispánica: mueren para vivir. Es por ello que sus compañeros del Consejo de Kurhikuaeri K’uinchekua, el día 8 de diciembre del 2013, momentos antes del sepelio le reconocieron su labor, su servicio como p’urhejkuti (guerrero). En su casa, frente a la kurhikua (fogata) y su troje, el cuerpo de Tata Ireneo Rojas Hernández recibió los honores, y en ceremonia a la usanza de los tuanapuecha, (antiguos) su tsipirirpiri (espíritu) volvió al kurhikuaeri (al fuego) para luego ir a morar en Araro Joskua (Constelación de Orión) con sus antepasados.

Tata Ireneo Rojas se fue a encontrar con Tata Juan Chávez Alonso, luchador por los derechos indígenas, fallecido en mayo del 2011 y Tata Juan Victoriano Cira, músico compositor, fallecido en septiembre del 2010.  Tanimu joskua andarasti, taminu.

Escribió:
Pedro Victoriano Cruz
Cherán K’eri, Michoacán. México
Diciembre 13 del 2013

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